EL OBJETO TRANSICIONAL 🐻🐯 Es básicamente un peluche, chupo, muñeco, cobijita, recipiente, al que los niños se aferran y le guardan un especial cariño, y al que quieren llevar a casi todas partes. Hay expertos que se han dedicado a investigar este “fenómeno”; algunos dicen, radicalmente, que es por el “abandono” de sus padres; otros, con más razón creo yo, concluyen que simplemente funciona como “ancla” pues si siempre lo tienen, es algo permanente en su mundo, no como todo que aparece y desaparece constantemente (lugares, cosas, padres). Mariana no tuvo objeto hasta los 3 años. Un día, en una visita a la casa de mis padres, encontró este Tigger que era de mi hermana, sucio y abandonado ya, y decidió adoptarlo, por encima de todos sus juguetes “nuevos”. Los expertos tampoco se explican por qué es uno y no otro ese objeto, lo que sí saben es que no es impuesto, por más que intentemos. Mariana no siempre está con Tigger, pero le gusta llevarlo al jardín y dormir con él cuando estamos en casa, si salimos de casa ni se acuerda que existe. Es un gran aliado cuando los llevamos a sitios en que ellos no se sienten tan seguros como citas médicas y casas ajenas. Es un problema cuando, por accidente, se nos queda para ir al jardín. Lo que sí es un hecho es que respetaré su amistad hasta que Mariana decida archivarlo como uno más de sus juguetes, y tengo que reconocer que el muñequito ha despertado en ella una intuición maternal gigante: le cambia los pañales, lo alimenta, le enseña a hacer popo en el baño, le lava los dientes… y también le sumo puntos que, aunque Mariana está pequeña, se siente responsable de él, no lo deja en otros lados por nada del mundo. Me acostumbré a la compañía de Tigger y le cogí cariño, en estos días en ausencia de Mariana, hasta le motilé las lanas sueltas 😂😂
#MamaConAmor